LA SONRISA DEL NIÑO (todo sobre la caries dental en bebés y niños)
Siempre he tenido muchas caries, ¿mi hijo también tendrá el mismo problema?
La aparición de caries está asociada a diferentes factores:
- Una dieta rica en azúcares
- Una higiene oral insuficiente
- El tipo de bacterias presentes en la boca
- La susceptibilidad particular de cada persona.
Son factores que generalmente, conocemos pero no les prestamos atención. Para prevenir la aparición de caries, conviene repasar de vez en cuando los hábitos higiénicos-dietéticos de tu hijo.
Existen más medidas que nos pueden ayudar a prevenir la caries en un futuro.
Cuando salen los dientes, lo hacen libres de bacterias. Las primeras bacterias que llegan a la superficie del diente la colonizan y permanecen allí toda la vida. Si tienes tendencia a padecer caries, tendrás unas bacterias cariogénicas.
Las bacterias se trasmiten por la saliva y gestos tan frecuentes como el limpiar el chupete de tu hijo chupándolo tú, probar el biberón para ver si está caliente, probar la comida con la misma cuchara de tu hijo o darle besos en los labios, favorecerán que tus bacterias productoras de caries lleguen hasta los dientes de tu hijo.
¿Cómo se produce la caries?
En la primera etapa, la caries se produce por la desmineralización del esmalte de los dientes, inducida por la placa dental y mediada por la saliva.
en la placa dental encontramos los estreptococos mutan y las especies de latobacilus que producen los ácidos que atacan al esmalte. Estos microbios son los responsables de la infección que sigue y que recibe el nombre de caries dental.
Tras la desmineralización del esmalte, sigue la cavilación (presencia de agujeros o cavidades) del diente. Esta fase de la caries permite que las bacterias productoras de ácido se introduzcan en los dientes, haciendo las cavidades más y más grandes hasta que los dientes no son más que unas protuberancias negruzcas.
¿Pueden tener caries los niños pequeños?
La caries dental es la enfermedad infecciosa más común de la infancia, siendo 5 veces más frecuente que la segunda, que es el asma infantil.
Los dientes de leche pueden sufrir caries, igual que los de un adulto. Es más, por las características propias de los dientes de leche, una vez que se inicia la caries, ésta tiene un avance más rápido y afecta al tejido nervioso del diente más deprisa que en el adulto.
Los niños pequeños corren especial riesgo de tener caries ya que no tienen ninguna capacidad de realizar una correcta higiene y son los adultos quienes les tienen que proporcionar un cuidado bucal adecuado.
Se habla mucho de la caries del biberón o caries del lactante ¿qué es eso?
La caries de la primera infancia, del biberón o del lactante es la que se produce en niños de hasta 3 años de edad, pudiéndose iniciar a edades tan tempranas como entre los 6 y los 12 meses de edad.
La destrucción que se produce tanto en los dientes como en las muelas, es rápida y muy agresiva.
Esta destrucción esta relacionada con hábitos perjudiciales como mojar el chupete en miel o sustancias azucaradas, añadir alimentos edulcorados al biberón (entre ellos zumo de frutas) o, incluso, la lactancia materna prolongada para inducir el sueño y/o durante la noche.
El factor más importante es el estancamiento del contenido en condiciones de fisiología bucal muy disimulada: menor ritmo de degluciones y menor cantidad de saliva (que ayuda a limpiar y a remineralizar), permitiendo que los alimentos azucarados se mantengan en contacto con los dientes en presencia de microorganismos durante un período de tiempo determinado.
La corta edad de un niño que lo padece y la amplia destrucción de los dientes hacen que, en muchas ocasiones, los tratamientos tengan que ser realizados con anestesia general.
¿Cómo se reconoce la caries del lactante?
La apariencia de la caries dependerá de su estadío de evolución. La primera señal de desmineralización en el diente, en la que se produce una disminución de calcio en el esmalte, es de un color blanquecino, sin brillo y que se observa a la altura de la encía. Estas lesiones van oscureciéndose y se extienden lateralmente y hacia abajo en dirección al borde del diente. En estadíos más avanzados llegan a confluir las lesiones provocando la fractura de la corona.
Se caracteriza por la rápida progresión de lesiones en superficies lisas pocos susceptibles a la caries, afectando a las piezas dentales, en el mismo orden en que se produce la erupción.
La distribución de las caries esta en relación con el trayecto del líquido desde que sale del biberón, afectando sobre todo a las superficies externas (en contacto con los labios) de los incisivos superiores y las superficies masticatorias de los primeros molares.
¿Es malo el uso del biberón?
En condiciones normales, la lactancia materna es la opción más sana y saludable para el desarrollo del bebé. Cuando sea necesario el uso del biberón, se deben seguir las recomendaciones del pediatra que te orientará en la mejor manera de utilizarlo.
No es conveniente que se quede dormido con el biberón con leches, zumos o líquidos azucarados en la boca pero, si esto ocurriese, se debe pasar una casita húmeda por las encías del bebé, al finalizar la toma, antes de acostarlo.
Comienza a enseñarle a beber en taza a partir de los 6 u 8 meses de edad. Ve suprimiendo el biberón alrededor del primer año y cuando el niño tenga sed, afrécele agua en vez de zumos de frutas o bebidas dulces.
¿Es mejor prolongar la lactancia materna para evitar las caries?
La leche humana va cambiando su composición química desde el preparto, calostro, leche de transición y leche madura.
Ésta última presenta elevadas concentraciones de glúcidos, entre los que predominan la lactosa (6,8g/100ml, pudiendo llegar a 7,2g/100ml), superiores incluso a las que contiene la leche de vaca (4,9g/100ml).
La lactancia materna mantenida hasta los 2-3 años puede favorecer un cuadro infeccioso de caries, al igual que puede producirlo el biberón.
La cuestión no es tanto el tipo de preparado lácteo que ingiere el niño, sino las medidas higiénicas y de salud bucal que se deben instaurar tras la toma. Como ya hemos visto, es fundamental evitar que el preparado quede en contacto con los dientes del niño mientras se queda dormido, ya que es fuente de carbohidratos para los gérmenes productores de caries y podrían producirse cuadros de caries en la infancia temprana. Al igual que el uso del biberón, se recomienda pasar una gasita por las encías del bebé al finalizar la toma, antes de acostarlo.
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